Se refirió la iglesia de Landa que representa; al asegurar que es de las más antiguas con una construcción de 1632 y que por el sismo se fracturó la torre y quedó inservible, al grado de que con otro temblor se caerá.
Las paredes de la sacristía están fracturadas y una parte del templo se inclinó y no permite abrir la puerta, se cayeron murales y existen filtraciones de agua y humedad debido a la falta de mantenimiento, ya que hace 12 años la iglesia fue restaurada parcialmente pero sólo se rellenaron grietas y el inmueble siguió afectado gravemente, narró el representante católico.
Recordó que desde su llegada al templo de Landa en 2012, acudió al INAH y varias dependencias de gobierno a notificar las afectaciones de la iglesia y recibir ayuda pero no hubo respuesta, aunado a que la gente no tiene la cultura del cuidado de su parroquia.
El presbítero Alberto Alarcón dijo que afortunadamente en Taxco no hubo pérdidas humanas, pero si quedaron varias iglesias “despostilladas”, pero de pie porque tienen el cuidado de Dios.
Dijo esperar que ahora con el cierre de los templos la gente voltee sus ojos para ver sus iglesias cerradas como en los tiempos de la persecución y se preocupen por el estado físico de los inmuebles, porque normalmente en las cuestiones espirituales los sacerdotes se preocupan mientras la sociedad se ocupa de otras cosas aparentemente espirituales pero que no lo son.
Puso como ejemplo las “donaciones” que a la gente no le duele para comprar castillos de luces y toritos en una procesión o fiesta patronal o el patrocinio de mojigangas y comilonas donde se tiene despilfarro de dinero frente a la gente que no tiene nada que comer, pero cuando se le pide recurso para restaurar las iglesias empieza el dolor en el bolsillo.
Criticó que la gente confunde la espiritualidad con la religiosidad popular y el tradicionalismo, porque en el primero caso se piensa por el prójimo que tiene necesidad, en los damnificados por el temblor o las lluvias en busca de ayudar, mientras que en la segunda situación se da más valor al regalo de cosas materiales de poco valor económico.
El padre Alarcón Mota explicó que a una obra santa la gente no acude y se niegan a participar en colectas a favor de la gente pobre dejando la responsabilidad al gobierno.
Llamó a dejar a un lado el egoísmo y trabajar en unidad con la iglesia y el pueblo para presionar y exigir más respuestas a las contingencias, además de que la gente deberá reflexionar cuando el domingo vea su templo cerrado y fracturado para reconocer lo que ha hecho o dejado de hacer por su parroquia, “Dios perdona siempre, el hombre en ocasiones, pero la naturaleza no perdona”, acotó el presbítero de la comunidad de Landa.