Siempre sonriente, contó que en ese pueblo las cosas se hacen todavía con las formas tradicionales. El arroz, después de quedar limpio, se cose en chimenea con leña, lo que hace, dijo, que el aroma llegue a donde quiera y despierta el apetito de los que están cerca de la casa.
De acuerdo a los historiadores Rubén Ríos Radilla y Regino Ocampo, la siembra de arroz fue una actividad que por mucho tiempo se llevó a cabo en Tecpan, sobre todo en las comunidades de Tenexpa y Tetitlán, así como en los terrenos donde se ubica el llamado dren Fonseca por las condiciones de humedad que ofrece la zona.
Sin embargo, a pesar de ser parte media de la sierra, los habitantes siembran arroz aprovechando la temporada de lluvias, y las cosechas las almacenan en bodegas para usarlo paulatinamente durante el resto del año.
La cosecha del arroz que se siembra en esta zona es limpia, porque se trata de un producto limpio de cualquier tipo de químicos, es totalmente natural, presumió la mujer mientras seguía pilando su arroz en el patio de su casa, donde además hay un pequeño corral de madera con cerdos, gallinas en libertad y se escuchan las voces de las vecinas que lavan trastes o ropa en sus lavaderos también de madera.
Clara Luz Avilés indicó que además de Potrero de Carlos también se siembra arroz por temporadas en Fincas Viejas y El Pará, que son los pueblos cercanos al suyo, y en donde también se puede ver continuamente a mujeres en sus pilones, una imagen que era común en la región en la segunda mitad del siglo pasado, pero que muere poco a poco al paso de los días.e