La respuesta no requiere de análisis demasiado profundos: si al Ejército nunca se le ha tocado ni con el pétalo de una rosa –para usar otra frase común–, mucho menos ahora que constituye la piedra angular de la lucha contra la criminalidad, que tiene al gobierno y a México todo contra las cuerdas. Eso explica por qué la posición del actual gobierno federal es la misma que la del gobierno de Felipe Calderón ante el instituto armado.
Lo que se ve no se juzga, según otra frase común. Y lo que se ha visto hasta ahora es que no ha habido voluntad política para buscar en serio a los desaparecidos. Resulta hasta increíble el método de excavar donde familiares de las víctimas consideran que pueden estar sus restos, así sin más, cuando en el mundo actual hay suficientes tecnologías para examinar el subsuelo con toda precisión y a gran velocidad.
Hoy en países europeos –en busca de restos con valor arqueológico– y del sur de América los buscadores examinan el suelo desde aviones o desde drones, y lo escanean con métodos y tecnología moderna que con toda precisión indica qué es lo que hay debajo, sin importar si ha crecido vegetación encima, con los cuales se pueden abarcar grandes extensiones en muy poco tiempo.
¿Por qué la Fiscalía sigue buscando como si no hubieran transcurrido casi 50 años desde entonces, si la busqueda de desaparecidos es una de las grandes prioridades del actual gobierno federal, según se deduce del monto de recursos destinados para tal fin, como nunca antes? La respuesta es simple: no hay voluntad política para causar molestias a la piedra angular de la lucha contra el crimen. n