No queda claro cómo, estando la policía convertida en el brazo armado de la delincuencia, solamente había orden de aprehensión contra dos mandos; al resto de los agentes los retuvieron y no obstante que, como dice la primera autoridad municipal, hacían operativos para secuestrar y asaltar a la población, el GCG los liberó, y volvieron a la corporación.
Ahora bien, no es entendible cómo, habiendo transcurrido 70 días desde la incursión del GCG en la SSP, todavía no se determina la culpabilidad o inocencia –Adela Román los declaró culpables–, de los policías, que no están a disposición de ninguna autoridad, sino concentrados en la corporación.
Otra: ¿cómo está eso de que dos policías se separaron? ¿Qué no están sujetos a investigación?
Si los uniformados secuestraban y asaltaban, deberían estar a disposición de la Fiscalía General del Estado y sujetos a proceso.
El caso es que el municipio más importante del estado dispone de una policía que no funciona, porque está concentrada en el cuartel mientras se le investiga, y los pocos agentes confiables sólo actúan en operativos, mientras la delincuencia retoza gustosa derramando sangre y sembrando el pánico. n